Érase una vez,
en un maravilloso lugar,
donde la gente era amable
y te saludaba al pasear.
Un grupo de niños al instituto llegó
y con alegría el centro se llenó.
Llegaron con sus mochilas,
cargadas de energía,
también llevaban entusiasmo
y mucha sabiduría.
Pero esos chicos no sabían,
que llevaban algo más,
un bien muy preciado,
llevaban una educación ejemplar.
El” buenos días” no faltaba,
el “por favor” siempre estaba,
y el “gracias” nos acompañaba.
Y es que estos chicos
tan educados y sonrientes
eran sin duda,
unos chicos sobresalientes.
Esos niños fueron creciendo
y muchas cosas aprendiendo.
Su huella dejaban
allá por donde pasaban.
Eran muy trabajadores,
siempre haciendo las tareas
Eran tan creativos, reflexivos
y siempre asertivos.
Y así fue, como poco a poco
fueron creciendo
y sus mentes abriendo.
Su corazón desbordando
y sus sueños alcanzando.
Y el último día de clase llegó,
la profesora les sonrió,
le dio las gracias por tanto,
y les dijo que los llevaría
siempre en su corazón.
FELIZ VERANO
Yolanda Hdez
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